La enfermedad en el concepto Yoruba (1ªparte)
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La enfermedad en el concepto Yoruba (1ªparte)
La salud es el natural estado del hombre y la enfermedad es la ausencia total de la salud.
Así piensan muchos biólogos que se decían a la investigación de las ciencias médicas, es una de las tantas opiniones que hacen referencia a la enfermedad. En el tema de este capítulo trataremos ampliamente el concepto de la enfermedad dentro del culto yorubá.
Dentro de la creencia popular vinculada a los cultos afrocubanos, la enfermedad se denomina de varias formas; se conoce como: àìsàn, àrùn, àròn à-rùn/ à-ròn/à-ró y otras veces como Ofún Àìkú. La más correcta dentro del lenguaje yorùbá es àrùn, la cual se deriva de las siguientes palabras: à = quien; rùn = extermina, o sea: quién extermina; de ello se deduce el carácter perjudicial y maligno que nuestros antepasados atribuían a la enfermedad.
Dentro del culto yorùbá no existe clasificación alguna para las tantas enfermedades conocidas, simplemente atribuían cualquier dolencia presentada a la violación de ciertas normas establecidas e impuestas por la escuela familiar. Algunas veces se pensaba que el origen de las dolencias era producto de la hechicería elaborada por un brujo o un mal intencionado, otras veces se atribuía a la cólera de los dioses que se violentaban por no recibir la correcta veneración. Por regla general, la causa de la dolencia se buscaba fuera del mundo empírico, no obstante, algunos mitos y leyendas yorubás encierran un profundo concepto filosófico de la enfermedad, implícitos en el lenguaje metafórico, que no difiere mucho de la opinión de los científicos en la actualidad.
En muchos otros casos los yorùbás, personifican la enfermedad como una deidad femenina y esposa de la Muerte. Muchas leyendas relatan como ella es capaz de vivir en el interior de elementos naturales.
Los yorùbás consideran que todos los objetos naturales están animados por espíritus o duendes, los cuales le proporcionan vida y lo interrelacionan con los seres humanos, conjuntamente con éstos duendes puede residir "la espiritualidad de la enfermedad", llegándose a adaptar a las características del objeto, éstos pasarán a un elemento, objeto afín. Los trastornos en la ecología por la desaparición de elementos, especies, etc, conlleva a manifestaciones casi epidémicas en grandes extensiones pobladas. Ese duende-enfermedad se considera como tal "externándose" en un objeto natural afín por correspondencia simpatética.
Todo lo que existe en el universo yorùbá, como se explican en la cosmología yorùbá, posee energía en equilibrio. Una descompensación de ésta genera desequilibrio y el sistema se altera, de ahí que el hombre, en se caso, sea vulnerable al embate de cualquier tipo de dolencia.
Estas energías pueden emanar de los ríos, lagos, mares, montañas, etc. Existe una hipótesis de que algunas formas geométricas sirven como antenas receptoras de energías específicas, el elemento formado por una adecuada geometría, se relaciona con un área concreta del cuerpo humano. Trabajando por simpatía, uno actúa sobre el otro. Cada ser humano se encuentra vibrando por simpatía con cada una de éstas energías, si ocurre una ruptura con algunas de ellas, el cuerpo se descompensa y aparece la dolencia.
La hipótesis de la existencia de períodos "críticos" y "favorables" en la vida humana es un hecho en los cultos yorùbás, por tanto, cada persona debería reflexionar sobre su modo de vida, o hacerse un calendario personal para saber, en cualquier instante, cuál es el día que le conviene protegerse de fuertes emociones. Ello, además, ayudará a elaborar una costumbre muy provechosa para la salud.
Algunas investigaciones científicas realizadas en el campo de la cronobiología actual han demostrado que en la primera mitad del día el hígado segrega gran cantidad de bilis, acumula grasas y cede agua. Por la noche todos estos procesos se desarrollan en sentido inverso. Se pudiera pensar, según los conceptos yorùbás, que el hígado en los seres humanos estuvo influido por la energía que parte de las costas y océanos. Compárese el ritmo biológicos del hígado y la influencia de los vientos alisios y contra alisios que influyen sobre las costas y la tierra.
Las investigaciones también demostraron que la sangre contiene mayor cantidad de glucosa a las nueve de la mañana y menor a las seis de la tarde. Los riñones acusan mayor actividad al comienzo de la noche y por la mañana temprano, son menos activos.
Actualmente, el hombre se ha descubierto más de cien sistemas fisiológicos que funcionan ateniéndose a las leyes de periodicidad. La capacidad de trabajo del miocardio durante las veinticuatro horas es distinta: dos veces diariamente - cerca de la una de la tarde y cerca de las nueve de la noche - disminuye hasta el mínimo. Por ejemplo, en la primavera los procesos metabólicos en el organismo son más activos que en los meses de otoño e invierno. En las distintas estaciones del año cambia la composición de la sangre: en invierno y primavera la sangre contiene mayor cantidad de hemoglobina, mientras que en verano su contenido disminuye hasta el valor mínimo.
En invierno también es más alta la presión sanguínea. Muchísimas cosas dependen de los fenómenos atmosféricos, ya que el estado del organismo cambia en correspondencia con las estaciones del año.
Todo lo antes dicho justifica, de cierto modo, el concepto yorùbá de la formación de los seres humanos a partir de la influencia de las energías que emanan de la naturaleza. Por ello, no se clasifica con nombres ningún tipo de enfermedad, sino que su creencia se basa en el desequilibrio producido entre los seres humanos y el Universo que lo rodea.
Así piensan muchos biólogos que se decían a la investigación de las ciencias médicas, es una de las tantas opiniones que hacen referencia a la enfermedad. En el tema de este capítulo trataremos ampliamente el concepto de la enfermedad dentro del culto yorubá.
Dentro de la creencia popular vinculada a los cultos afrocubanos, la enfermedad se denomina de varias formas; se conoce como: àìsàn, àrùn, àròn à-rùn/ à-ròn/à-ró y otras veces como Ofún Àìkú. La más correcta dentro del lenguaje yorùbá es àrùn, la cual se deriva de las siguientes palabras: à = quien; rùn = extermina, o sea: quién extermina; de ello se deduce el carácter perjudicial y maligno que nuestros antepasados atribuían a la enfermedad.
Dentro del culto yorùbá no existe clasificación alguna para las tantas enfermedades conocidas, simplemente atribuían cualquier dolencia presentada a la violación de ciertas normas establecidas e impuestas por la escuela familiar. Algunas veces se pensaba que el origen de las dolencias era producto de la hechicería elaborada por un brujo o un mal intencionado, otras veces se atribuía a la cólera de los dioses que se violentaban por no recibir la correcta veneración. Por regla general, la causa de la dolencia se buscaba fuera del mundo empírico, no obstante, algunos mitos y leyendas yorubás encierran un profundo concepto filosófico de la enfermedad, implícitos en el lenguaje metafórico, que no difiere mucho de la opinión de los científicos en la actualidad.
En muchos otros casos los yorùbás, personifican la enfermedad como una deidad femenina y esposa de la Muerte. Muchas leyendas relatan como ella es capaz de vivir en el interior de elementos naturales.
Los yorùbás consideran que todos los objetos naturales están animados por espíritus o duendes, los cuales le proporcionan vida y lo interrelacionan con los seres humanos, conjuntamente con éstos duendes puede residir "la espiritualidad de la enfermedad", llegándose a adaptar a las características del objeto, éstos pasarán a un elemento, objeto afín. Los trastornos en la ecología por la desaparición de elementos, especies, etc, conlleva a manifestaciones casi epidémicas en grandes extensiones pobladas. Ese duende-enfermedad se considera como tal "externándose" en un objeto natural afín por correspondencia simpatética.
Todo lo que existe en el universo yorùbá, como se explican en la cosmología yorùbá, posee energía en equilibrio. Una descompensación de ésta genera desequilibrio y el sistema se altera, de ahí que el hombre, en se caso, sea vulnerable al embate de cualquier tipo de dolencia.
Estas energías pueden emanar de los ríos, lagos, mares, montañas, etc. Existe una hipótesis de que algunas formas geométricas sirven como antenas receptoras de energías específicas, el elemento formado por una adecuada geometría, se relaciona con un área concreta del cuerpo humano. Trabajando por simpatía, uno actúa sobre el otro. Cada ser humano se encuentra vibrando por simpatía con cada una de éstas energías, si ocurre una ruptura con algunas de ellas, el cuerpo se descompensa y aparece la dolencia.
La hipótesis de la existencia de períodos "críticos" y "favorables" en la vida humana es un hecho en los cultos yorùbás, por tanto, cada persona debería reflexionar sobre su modo de vida, o hacerse un calendario personal para saber, en cualquier instante, cuál es el día que le conviene protegerse de fuertes emociones. Ello, además, ayudará a elaborar una costumbre muy provechosa para la salud.
Algunas investigaciones científicas realizadas en el campo de la cronobiología actual han demostrado que en la primera mitad del día el hígado segrega gran cantidad de bilis, acumula grasas y cede agua. Por la noche todos estos procesos se desarrollan en sentido inverso. Se pudiera pensar, según los conceptos yorùbás, que el hígado en los seres humanos estuvo influido por la energía que parte de las costas y océanos. Compárese el ritmo biológicos del hígado y la influencia de los vientos alisios y contra alisios que influyen sobre las costas y la tierra.
Las investigaciones también demostraron que la sangre contiene mayor cantidad de glucosa a las nueve de la mañana y menor a las seis de la tarde. Los riñones acusan mayor actividad al comienzo de la noche y por la mañana temprano, son menos activos.
Actualmente, el hombre se ha descubierto más de cien sistemas fisiológicos que funcionan ateniéndose a las leyes de periodicidad. La capacidad de trabajo del miocardio durante las veinticuatro horas es distinta: dos veces diariamente - cerca de la una de la tarde y cerca de las nueve de la noche - disminuye hasta el mínimo. Por ejemplo, en la primavera los procesos metabólicos en el organismo son más activos que en los meses de otoño e invierno. En las distintas estaciones del año cambia la composición de la sangre: en invierno y primavera la sangre contiene mayor cantidad de hemoglobina, mientras que en verano su contenido disminuye hasta el valor mínimo.
En invierno también es más alta la presión sanguínea. Muchísimas cosas dependen de los fenómenos atmosféricos, ya que el estado del organismo cambia en correspondencia con las estaciones del año.
Todo lo antes dicho justifica, de cierto modo, el concepto yorùbá de la formación de los seres humanos a partir de la influencia de las energías que emanan de la naturaleza. Por ello, no se clasifica con nombres ningún tipo de enfermedad, sino que su creencia se basa en el desequilibrio producido entre los seres humanos y el Universo que lo rodea.
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